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Mostrando entradas de diciembre, 2011

El árbol pintado (reedición)

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Este año, con mi nena empezando a vivir la navidad (las dos anteriores era demasiado pequeña) he recordado mis navidades de niña. Eran mágicas, especiales... Hace un par de años que escribí este cuento. Trata de unas navidades especiales... EL ÁRBOL PINTADO Lo cuento como lo recuerdo. Cuando era pequeña, los Reyes Magos venían puntualmente cada 6 de enero a mi casa, y me dejaban algunas cositas que mi madre se aseguraba de puntualizar: - Esto es de parte de tu abuela, aquello de tu otra abuela, lo de más allá te lo encargué yo… - En mi pequeño pueblo éramos muy pocos niños europeos, quizá diez o doce, así que los Reyes Magos tenían más bien poco trabajo. Un año llegó a vivir una niña, hija del médico. Tenía una extraña enfermedad en la sangre, no coagulaba bien y una pequeña herida la podía matar. Nunca salía de su casa ni para ir a la escuela. Como éramos sólo tres niñas de mi edad, nos llevaban a su casa a hacerle compañía, y jugábamos sentaditas en una mesa sin

Un bonito Regalo de Navidad.

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Esta Neo, nos ha sorprendido con un precioso regalo, precioso y muy trabajado. Una hermosa tarjeta de Navidad con todos sus amigos  Me encanta ver todas esas caras, acostumbrada a leer sus letras durante tantos años. Precioso, realmente precioso. ¿Ya dije que es precioso?????? Aquí el Blog de Neo...

Juegos malabares

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Ahora imagínate que te levantas por la mañana para ir a trabajar. Te vistes, te peinas, te arreglas un poco, te pones la cara de mujer seria, competente y decidida y te pones al volante. Llegas al trabajo, enciendes el ordenador, consultas tu agenda y te preparas para recibir la primera cita de la semana. A la hora convenida llega el señor X con su carpeta de documentos, toma asiento y empieza a solicitar tus extensos conocimientos sobre el tema. Tú le revisas su contabilidad, le asesoras sobre los presupuestos que ha pedido, le explicas las ventajas e inconvenientes de la opción que ha elegido y… Y entonces suena el teléfono. Ves el número de casa, te disculpas con este señor por interrumpir la conversación y lo coges. Es el canguro, que te pregunta dónde has dejado los pañales de la niña. Se lo dices, le pides que le dé la medicación que está sobre la mesa de la cocina y que coja el biberón que le has dejado dentro del microondas. Y con una sonrisita de disculpa