Amanecer


Les traigo algo escrito el 2002... hay que ver como cambian las cosas...
Y hay que ver como algo escrito en unas circunstancias... se puede aplicar a otras completamente distintas.
AMANECER

No sé cuando empezó todo. Recuerdo la oscuridad y el frío del comienzo. Supongo que para mí era completamente normal aquella oscuridad. Supongo que no conocía otra cosa, o quizá no lo recordaba, o quizá era lo que me merecía.
La oscuridad no estaba tan mal. Era algo acogedor y previsible, cálido y familiar. ¿ O era frío?. No sé, puede que fuera cálido y frío a la vez.
Mi monótona existencia fluía en un transcurrir de los días, cada uno igual al precedente, y copia exacta del posterior. Un día (o quizás una noche, no lo sabría distinguir), un tímido temblor sacudió mi mundo. Me resultó tan extraño, tan desazonador, que temí prestarle atención, y seguí con mi vida. Me negué a aceptar aquella distorsión en mi cómoda existencia, y la arrinconé en lo más profundo de mi ser, y seguí adelante. No sabía que aquello iba a trastornarlo todo, que me iba a convertir en algo que no era. O que temía ser. O que no había sido. O que no sería.
Pero el cambio fue inexorablemente invadiendo mi espacio. Al principio no lo noté, ocupada como estaba en no notarlo. Luego se hizo tan evidente, que tuve que prestarle algo de atención. Después de todo, aquello no estaba tan mal. Cada día, mi mundo evolucionaba con lentitud, casi sin hacerse notar. Un resplandor lo iba envolviendo de forma imperceptible, una extraña luz que inundaba los resquicios de mi monótona vida, iluminando los rincones y resaltando los relieves que no conocía, o había olvidado, o no quería recordar.

De pronto, o quizá poco a poco, me descubrí a mi misma disfrutando de esa luz, esperándola con impaciencia antes de cada amanecer.
Aprendí a aprovechar los continuos movimientos que ahora sufría mi línea vital e incluso a desearlos. No sé cuando empecé a olvidar la oscuridad y la monotonía, ni cuando aprendí a apreciar la belleza de las variaciones en la experiencia vital. Ahora los cambios me envuelven, me aprisionan y a la vez me liberan. Me angustia no saber afrontarlos, y al mismo tiempo me estimula esperar su llegada.
Y no sabría vivir si esa luz que lo envuelve todo, sin las sacudidas que distorsionan mi otrora monótono y gris paisaje. ¿Cómo pues antes disfrutaba de la oscuridad y la monotonía, pensando que era lo mejor que me podía pasar?
No lo sé, a veces ni siquiera lo recuerdo. O no quiero recordarlo. O no puedo.
¿O no debo?

Comentarios

  1. Me encanta como escribes tus sentimientos,solo los que te conocemos sabemos de que hablas y el resto se lo puede imaginar,precioso.:)

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  2. Me gusta releer viejos escritos precisamente por esa razón. La percepción de las cosas pueden cambiar totalmente. Por eso hay que recordar que lo que damos por cierto e incontrastable puede ser muy relativo.

    un abrazo!

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  3. Pues yo también tengo una gata que se llama Perla.
    Muy buen blog y buenos relatos!

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  4. Divinisimo texto Perlita.
    El tiempo hace que aprendamos a NO DAR POR SENTADO NADA EN ESTA VIDA, asi todo es mejor, con el tiempo la vision es otra, todo cambia (por otra parte bella cancion de nuestra querida Mercedes sosa)
    Un abrazo esperando que todos esten bien.
    Tere

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  5. Hola escribes muy lindo, ami tambien me gusta escribir, si quieres te das una vuelta por mi blog, sigue asi y que tengas exito en todo, saludos..

    Esteban Herrera Sanchez

    entrekalles@hotmail.com

    Talagante
    Stgo.

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