Kater, die blauenkatze

Esta entrada la escribí hace un año. Pero no la llegué a publicar.
Ahora la publico y una vez la hayan leído entenderán el porqué no se publicó en su día y sin embargo lo hago ahora..

12-12-2011.
Se preguntarán que hago yo haciendo una entrada en alemán.
Pues porque esta entrada está dedicada a una persona que no habla español, así que por lo menos el título será en alemán. 
El caso es que me gustaría contarles el final de mi milagro. Bueno, de mi milagro no, del milagro de Brandy.
Después de no pocas averiguaciones, al final pude contactar con la persona que lo tiene en Alemania. Y sí, es Brandy.
Yo ya estaba segura, le hubiera reconocido esa carita entre un millón de gatos. Pero después de cambiarnos unos cuantos correos, la seguridad es absoluta. Y no ha cambiado nada de nada, sigue igual de sinvergüenza, de glotón y de escandaloso.
¿Recuerdan que cuando apareció nos dimos cuenta por su maullido? Miau, Miau, Miau…
Ese miau me acompañó durante cinco años. Y por lo que me cuentan, sigue igual… Miau, Miau, Miau…
No han podido con él ni la calle, ni una pata rota (a saber cómo se la rompió), ni la enfermedad. Él sigue con su característico “maullido para todo”.
¿Saben?  En un principio estuvimos hablando de que Brandy volviera a casa…
Me hacía tanta ilusión, pero tanta…
Ya no es joven, pero con cuidados aún le pueden quedar algunos años de vida. Y mi Brandy, tan tierno, tan cariñoso, empecé a imaginarme tenerlo otra vez en casa rondando por los pies y queriéndose subir encima del portátil como antes…
Y entonces me mandaron las fotos.
Por cierto, ahora se llama Kater. Es un nombre bonito, no creen?
Decía que me mandaron las fotos.
Kater en la mesa del despacho.
Kater en el sofá.
Kater estirado en la cama con todas sus zarpotas estiradas de placer.
Kater contento.
Kater feliz.
Kater gordo…
Y…
Ya no lo tuve tan claro.
Llegó allí en junio y no se encontraba bien. Pero ahora se le ve sano y feliz. Lo cuidan, y sobre todo, lo quieren. Lo quieren mucho. Tanto, que estaban dispuestos a devolvérmelo sólo para que volviera a estar con su familia.
Pero, ¿Cuál es su familia?
¿La primera que tuvo?, esa que no conocemos y que con la que vivió sus primeros dos años de vida? Y que no dudo que lo trató bien, estaba acostumbrado a niños, y a perros, nunca rompió nada en casa y siempre venía cuando lo llamaban.
¿Nosotros, su segunda familia, que lo acogimos y convivimos con él cinco estupendos años? Nosotros lo queremos, y lo echamos de menos, y si volviera mi perra Beltza se llevaría una tremenda alegría, estoy segura.
¿O esa tercera familia que tiene ahora, que lo acogió desde tan lejos, enfermo y ya no tan joven, que lo ha cuidado y mimado hasta que ha vuelto a ser el que era?
¿Quién tiene el poder de decidir lo que es mejor para un gato? Supongo que si pudiera hablar nos lo diría, pero no puede…
Es positivo a leucemia. Eso quiere decir que un stress fuerte le puede provocar una recaída de la que no se podría recuperar. Un viaje desde Alemania es stress suficiente para ello. Y si al llegar aquí enfermara y muriera, nunca me lo podría perdonar. Por el egoísmo de recuperar a mí gato (¿quién decide de quién es un gato?) nos podríamos privar todos, ellos y nosotros, de su compañía.
Y yo sigo viviendo en un pueblo y mis vecinos siguen siendo los que eran. Aquí no está a salvo de tiros, atropellos y perros agresivos. Allí está en un apartamento, seguro y cuidado. Es verdad que le gustaría salir a la calle, no lo dudo. Pero millones de gatos viven en pisos y son felices. Y Brandy-Kater seguro que se acostumbrará a su nueva vida y sabrá apreciar sus ventajas.
Por eso… y después de mucho pensar y no pocas lagrimitas, le propuse a su actual dueña que no me lo devolviera y se lo quedara ella. Allí se le ve feliz y relajado, está sano y bien cuidado y tiene cariño.
Cuando nos contestaron al correo diciéndonos que lo entendían y se lo quedaban, mi marido dijo: “Ya no lo volveremos a ver”.
Bueno, es el precio que hay que pagar cuando te preocupas por alguien… ¿no?
A pesar de la tristeza de saber que difícilmente lo volveremos a ver (bueno, a menos que vayamos a verlo a su casa, claro… tampoco está tan lejos…) la alegría de saber que seguiría en esa casa nos llena.
Y por eso esta entrada está en alemán. Porque va por ti, Regina, espero que la leas.
De parte de toda mi familia, gracias por querer a Kater… Gracias por todo.
Un beso.
Vicky, Gabriel, Nuria
 y Beltza, Truc y Mau…


Esto lo escribí hace un año.
Y cuando lo iba a publicar, recibí un correo de la persona que lo había adoptado. Me decía que a pesar de todo, creía que la familia de Brandy éramos nosotros y que nos lo volvería a traer.



Y el 22 de diciembre de 2011 Kater volvió a ser Brandy. Llegó a casa en un vuelo directo desde Frankfurt.

En casa encontró algunos cambios.  Encontró a Truc, y a Mau.
Y el bebé que dejó se había convertido en una niña muy traviesa...

De eso ya hace un año.
Ha superado la leucemia, y contra todo pronóstico también sus problemas de ansiedad. Ya no maulla a todas horas (de esto le tenemos que dar las gracias a Mau, que se ha convertido en su sombra día y noche).
Ahora disfruta igual de una siestecita en el sofá como de un paseo por el jardín.
Y ya no se ha vuelto a ir (creo que quedó bien escarmentado el pobre)





Y la historia, que tenía un final, acabó de una manera bastante inesperada para todos. Especialmente para Brandy.



Felices Fiestas a todos.


Comentarios

  1. Hacía días que no te leía, y me alegro de haberlo vuelto a hacer.
    Una historia muy conmovedora. Y unas fotos preciosas, y muy ilustrativas.
    Gracias por compartir.

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