De coronavirus y otras hierbas

 Pues sí, hace un tiempo que quería escribir algo sobre el monotema de este año.

El coronavirus (léase con voz grave y con eco)

Pero es que, sinceramente, cada dos segundos cambio de opinión. Y no se puede escribir un artículo de opinión cuando no tienes opinión.

¿Ustedes también se han dado cuenta de que he dicho artículo? Les juro que me ha salido así. Si me lee un periodista me defenestra.

En fin, que me apetecía contarles lo que pienso. Por lo menos lo que pienso hoy, mañana vaya usted a saber.

El caso es que este año llevamos un estrés importante. Y si se entretienen en moverse por las redes sociales, ya es el acabose. Un batiburrillo de opiniones, expertos, expertillos y expertazos. Atemorizados y valientes, entendidos y distendidos. Cuñaos y doctores en la materia.

Y sobre todo odio. Mucho odio.

Y aquí voy yo.

Resulta que según donde te metas:

Necesitamos pruebas para todos. Es una vergüenza que no nos hayan testado ya a toda la población, no hay derecho. Llevo una semana con fiebre y aún no me la han hecho.

Las pruebas no sirven para nada, son una manera de engañar a la población, no diagnostican nada y sólo sirven para manipularte y obligarte a encerrarte en tu casa. a mí desde luego no me pillan para meterme eso por la nariz.

Es increíble lo que están tardando con la vacuna, tendría que estar ya. Tendríamos que tener una vacuna accesible a todo el mundo, sin vacuna no se puede salir a la calle. Seguro que primero vacunarán a los privilegiados y el pueblo, como siempre, se quedará desprotegido.

¿Vacuna? Que se vacunen ellos. Que se vacunen todos los políticos y luego si eso ya veremos lo que hacemos los demás. 

La vacuna es una mentira, sólo es para manipularte y tenerte controlado. Yo no pienso vacunarme, antes me tendrán que detener.

Esto es una vergüenza, la gente va por la calle sin mascarilla, las terrazas llenas, los jóvenes de botellón, tendrían que meterles unas buenas multas a ver si aprenden. Son una panda de insolidarios, por su culpa vamos a estar años con la pandemia.

Esto es una vergüenza, nos obligan a ir con bozal. Están coartando mi libertad. No me pienso poner la mascarilla, que vengan a obligarme. Es malo para la salud, no me deja respirar.

Es increíble. Los maestros quieren cobrar sin trabajar. Los niños tienen que ir a la escuela ya. Las playas llenas, los bares llenos y las escuelas vacías. Esto no se puede consentir. Necesitan estar con sus amigos y relacionarse con los demás. 

Es increíble, no sé como se les ocurre mandar a los niños a las escuelas. Se van a contagiar, menudo ambiente, todos con mascarilla, así no van a aprender nada. Es un verdadero peligro, los míos desde luego que no van a ir, que aprendan en casa. 

¡ERES UN NEGACIONISTA! Tendrían que ponerte a limpiar las UCI a ver si te enteras de una vez.

¡Y TÜ UN BORREGO! Por tu culpa acabaremos todos lobotomizados.

¿Sigo?

¿En serio?

¿Pero no nos damos cuenta de a donde estamos yendo?

Vamos mal, muy mal. No voy a entrar en como se está manejando la situación ni en qué es verdad y qué no. Eso igual otro día. Si me veo con fuerzas.

Voy a entrar en el mal camino que lleva nuestra sociedad. Malo, muy malo.

Tenemos una sociedad polarizada hasta el absurdo. Ríanse ustedes de los prolegómenos de la Guerra Civil. O estás conmigo o estás contra mí.

Y si estás contra mí... Al paredón.

Bueno, al paredón no. De momento. Espero.

Al mar de las redes sociales, lleno de ataques, insultos, y todo tipo de barbaridades. Que cuando llevas un rato leyendo un hilo, un post o un lo que sea, se te queda una sensación horrible en la boca del estómago.

¿De verdad estas personas que se expresan así son las que me cruzo paseando por la calle?

¿Las que desean muerte y todo tipo de mutilaciones a alguien sólo porque no piensa igual?

¿Dónde quedaron la empatía, la solidaridad, la comprensión...?

El buen rollito...

El virus este pasará. Como han pasado todos desde que el mundo es mundo. Dejará sus secuelas, pero pasará.

Pero se nos está quedando una sociedad que da verdadero miedo.



A veces me gustaría ser como Felipe. 

Felipe es una carpa roja, tiene 12 años y no sabe que hay odio en el mundo. Vive con cuatro gatos y un perro, y por las mañanas sale a saludarnos cuando le ponemos de comer. Nunca ninguno de mis gatos le ha hecho daño a Felipe. Y él lo agradece dando besitos a quien se acerca al agua.





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