Pues resulta que estos días estoy de vacaciones. Y, claro, en vacaciones... trabajo más que nunca. Es un rollo. Limpia, friega, barre, coloca, descoloca, cuelga, haz agujeros, tapa agujeros... Pero no es eso de lo que les quería hablar, sino de otra cosa que me gusta hacer en vacaciones: cocinar. Me encanta cocinar, tengo como tres enciclopedias de cocina, y cientos de recetas apuntadas en papelitos, servilletas, periódicos... Cuando como algo que me gusta, pregunto: ¿Y como lo hicieron?? Si estoy en un restaurante, me dedico a hacerle la vivisección al plato, ante el horror de mi media naranja, que me dice que la comida es para comérsela, no para olerla, chuparla y separar todos los trocitos en un plato por colores... Y así, cuando tengo vacaciones, me dedico a practicar lo que he aprendido. Me gusta innovar, las cosas nuevas me apasionan. Pues hoy, estábamos trajinando cajas de un lado a otro, y se me ocurre decir: -Cariño, ¿que te parece si comemos arroz? Ah, no les había dicho... N...